23.03.2009
Pero anoche el público era mucho más joven, muchas personas atentas dispuestas a ser maleducadas en el arte de la remezcla audiovisual, que es en realidad una remezcla de ideas, una relectura política, una nueva oportunidad vital.
A pesar de tan buena disposición en sus receptores, la artista británica cree que no es necesario educar para el corta y pega creativo, que eso es innato. "Remezclar es todo -dice en una entrevista previa, unas horas antes de su actuación- sólo hay que empezar usando Google, que es por donde yo comienzo a trabajar casi siempre".
La audiencia de este concierto audiovisual de People Like Us es histórica en cierto sentido, pues ha sido la última vez que este show ha sido representado. Bennet piensa descartarlo para seguir adelante con su investigación, esta vez con pedazos de películas extremadamente reconocidas, así el receptor tendrá conciencia de lo que fueron y en qué se convirtieron. El conocimiento del contexto previo del material nos aportará más información para entender las motivaciones de su autora y sus decisiones durante el collage, un punto que permanece oscuro en su performance de ayer.
Cuando se apagan las luces, la señorita Bennet se sitúa a un lado del escenario y, con la gran pantalla como protagonista, mueve los hilos de sus máquinas para ir narrando lo imposible: un ataque de space invaders durante los años 40; un bebé ajeno al cambio del mundo, enfrentado a la megalópolis, al mundo e incluso a la luna; un hombre que toca los platillos enfundado en una falda de gladiador; una mujer que pinta las paredes de su casa con la viva imagen de las montañas.
Las tijeras de People Like Us cortan pantallas de televisión y su barra de pegamento construye recuerdos falsos que imprimen nuevas preguntas en la atónita audiencia: ¿qué atormenta el sueño del insomne?, ¿qué fantasías sufre el hombre que se deja encerrar en una cámara anecoica?, ¿es el robot el mejor amigo del hombre?, ¿quién juega con el mundo?
Los retazos sonoros de los cachitos de vídeo se tejen sobre un fondo de chasquido de vinilo, un arrullo que es como una nana, confortable y segura.
La artista británica nos advierte que no hay que tener miedo, que su trabajo no es para eso. Que hay que conocer el pasado y hurgar en él. Con optimismo y sentido del humor.